¿Cuantas veces habré leído,
las mismas páginas,
las mismas palabras,
los mismos consejos,
los mismos reproches?
Infinidad de veces
y aún no he podido conseguir
pronunciar tu nombre,
ni recordar tus azules ojos,
Ni la seda de tus labios
rojos,
y hasta el azafrán de tu
pelo
se han perdido de mi mente.
No sé si fuiste ilusión
enredada entre mis sueños
como una yedra fugaz
que pasó sin darme cuenta.
Y hasta he llegado a pensar,
o si seré alguna quimera
en el fondo de un abismo,
sin principio, ni final,
más allá del negro Olimpo
sin fanal en la eternidad,
donde no llegará nunca
la sonrisa de algún ser
qué soñando me dijera.
–Sueña si quieres soñar,
pero jamás te diré
si un día fuiste real.
Sólo te dejo la opción,
sí eres capaz de llegar
a hurgar en tu corazón
para encontrar la verdad
*
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