viernes, 4 de noviembre de 2016

SÉ QUE MUCHOS PENSARAN

                      

Sé qué muchos pensarán
qué es delirio de la mente
lo que les voy a contar.
Vi las sombras de la muerte
que me quisieron pisar;

sus pasos eran inermes,
sus sandalias de cristal
y de un fuego trasparente
que casi llegó a quemar
los destellos de mi mente.-

Todo lo llegué a olvidar
cuando me dio dos pisadas
consiguiéndome borrar
lo que un día fue la cara
partida en dos metas.

De rabia empecé a llorar.
Cuando más daño me hacía,
reía, como un loco sin parar.
Le arañaba, le mordía
con compasión y sin piedad
y la muerte, más se reía;

hasta que llegué a un lugar
que a los dos nos sepultaron
en la estridente oscuridad.
La muerte quiso marchar
pero se quedó enredada
con mis huesos hasta el final.
No pudo hacer jamás nada
a nadie su negra disfraz.

Fue para ella, tal sorpresa
no ver luz nunca, ¡jamás!
porque siempre quedó presa
mientras mi otra mitad
voló hasta las florestas
que hay, en el más allá.

Allí me encontré pintando
en el espacio sideral                
una estrella que su mano
me impregnó de claridad
y me trató como hermano.

Le di un beso en la frente
y ella se hecho a temblar.
Fue el amor más sugerente
que nadie pudo expresar, 
con menos voz y más fuerte,
que a mi alma hizo llorar
de tanta felicidad.

Dibujamos entre los dos
en su rostro la mirada
del más diminuto sol
y el calor que aquél nos daba,
era aún mucho mayor
que el que pensé que copiaba.

Mi estrella disminuyó
hasta convertirse en sombra.
                       Se metió en mi corazón
como en su nido la alondra.

De pronto me desperté
y vi que sólo fue un sueño,
pero en mi interior noté
como si aquel sol pequeño
fuese parte de mi ser.

Éste se posó en la puerta  
de mi corazón herido
y me gritaba –¡Poeta!
Dibuja lo que ha vivido
en periplo de una estrella,
del tal sueño que ha tenido
de copular con aquella,
Tu muerte ya ha perecido.
para su desgracia eterna,
más allá donde el olvido.
                *

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