martes, 17 de noviembre de 2015

LLORAR, NO VAIS A LLORAR.



Llorar, no vais a llorar
cuando me perdáis el artista;
sólo podréis comprobar
que fuisteis corto de vista
al no saber valorar
mis derramadas conquistas.
        
Siento como un estallido
en la sombra de la noche
que me arañan las escamas
del alma, cansada y fría.
Y la silenciosa soledad,
me grita despavorida,
como furia de huracán.

Un día, el hombre llorará
cuando se cierre mi puerta
y hasta se maldecirá
por no escuchar al poeta
cuando aún podía hablar. 

Es muy fría la verdad
que araña sin compasión
y con hastía crueldad
el fondo del corazón. 

Llorar, no voy a llorar
aunque me ahogue el dolor;
porque hay en mí un caudal
que me lo alimenta Dios,
para que pueda gozar
del fruto de un dulce amor.
Amor que da libertad
a mi alma y a mi voz
y a la pluma al derramar 
lo que mana en mi interior.

Por lo cual, no lloraré,
en todo caso, cantar
al pensar que un día tal vez
el hombre si abrevara
en la fuente de mi miel,
con la que se embriagará.
           *

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