jueves, 26 de febrero de 2015

EL IDIOMA DE LOS NIÑOS.


Una niña me miró
y a la cual correspondí.
Su mirada era de amor,
por lo qué la comprendí.
Tres años tal vez tendría
pero me hizo escribir
lo que en sus ojos leía.

Nos miramos tiernamente,
donde surgió una expresión
que los labios de la mente
nos comunicó a los dos,
un te quiero reverente
que en mi alma se clavó,
 
como una daga o un diente
que me arañó el corazón
cual puñal más trasparente.
Lo que llegó a ser mayor
que el pasado, el futuro
y el presente.

                   Sí, conjugamos el amor
que puede haber en la gente
que nos da un día su adiós,
veríamos que es la fuente
de aquel legado de Dios...

Mi mayor felicidad,
es cuando leo en los ojos
de los niños la verdad.
Ellos me hablan de cosas
que nadie podría explicar,
El idioma de esas rosas.
creo que lo sé  descifrar.

Tan sólo quien sea niño
llegará hasta ser capaz
de interpretar el cariño
que ellos suelen derramar;
cual cataratas de luz
que pueden iluminar
mucho más que el cielo azul.

                   Los niños son manantiales
de arco iris de amor.
Sus dulzuras son glaciales
como el volumen del Sol.

Quiero llorar como un niño,
cantar, correr y reír.
Quiero jugar con las cosas
que al hombre, hacen sufrir.
Por que los niños son rosas
que se suelen marchitar
cuando el mundo las deshoja.
Entonces queda de ellos
lo que se podría llamar,
las llamaradas de fuego
que le inculcamos del mal,
lo que lamentamos luego.

¿Sabe usted con lo que sueño?
Sueño con no despertar
de ese lugar que los hombres,
se amen todos por igual.
Con amor inmensurable,
como Dios quiere que sea.
Y que se inunde el corazón
de tanta felicidad.

Cuando el hombre ame al hombre
de ese modo singular.
No habrá fronteras de odio,  
ni destellos de maldad,
será realidad mi sueño    
porque reinara la paz
               *

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