viernes, 25 de abril de 2014

CUANDO MI BARCA SE HUNDIÓ.


            ELEGÍA
                 *

Cuando mi barca de hundió,
creí que el Cielo se juntaba       
con las sombras de la noche
y que la luz se apagaba
en los confines del Orbe.

Hoy me apoyo en la ventana
y miro fijo a una estrella.
Y sé que alguna mañana
o una noche, vendrá ella.

Sabe Dios que miro al Cielo
con la esperanza de hallar
el deseado consuelo
que existe en el ser mortal.

Pobre barquilla la mía,
entre arrecifes deshecha.
Sin velas, vi que  se hundía, 
en los acantilados y maltrecha .

Adónde quedo perdida
en un siniestro temporal.
Allí se acabo su vida
y no volverá,  a navegar.

Fue siniestrada mi nave
más allá de lontananza.
Nadie más triste, no cave,
ni menos  fe en la esperanza.

No arribara más en tierra
cómo en tantas singladuras,
con sus desplegadas velas
que enaltecían su figura.

Me dejaste compañera
como a un niño abandonado,
para que a solas muriera
de la humanidad olvidado.

Y sigo dando alaridos
a pesar de la distancia
que a ambos ha dividido.
Aún sigo teniendo ansia.

cual si estuvieses conmigo
muy  dentro del corazón.
Fuiste mi mayor amigo
más allá de la razón. 

Yo no maldigo mi estrella  
porque ofendería al Cielo.
Por lo cual vivo con ella
sin buscar algún consuelo,
para librarme de aquella.

Sé que mi barca esta rota
y aún así sé que me escucha
en el silencio de la sombra.
Yo sé que la vida es corta
y que para vivir todo nos falta
y que al morir todo nos sobra. 

Porque una bella mansión 
me espera en el más allá;
es la promesa de Dios,
y sé que Él, la cumplirá.
                *

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