viernes, 25 de octubre de 2013

SI LO PUDIERA NEGAR.



     Si pudiese negarse mi existencia
     que ennegrecieron mis pasos.
Tendría que empezar negando
la hora en que vieron mis ojos la luz. 

Negaría si ello fuese permisible,
hasta el nombre que me dieron
los que engendraron las fibras
de un ser que ni ellos supieron,

ni se llegaron a plantear
que yo pudiera ser algo
de provecho a los demás
que no fuese tan amargo.

    Solamente fue el fuego del amor,
    pero a mí, me condenaron.
Y hasta el Cielo me negó
los brazos de una estrella,
la Luna y el mismo Sol.

Y mi alma, “si es que tengo”
también se niega a escuchar
los gritos de la agonía,
aunque me ahogue al clamar,
mi nombre, ¡Sí, es que tenía!

Algún sentido el llamar
a aquella estrella perdida
que se le olvidó plasmar
los rasgos de una vida
que nació para llorar                    
               *

 

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