¿Saben qué es felicidad?
Yo les puedo contestar;
es la sonrisa de un fuego
que traspasa las murallas
del alma y el paladar.
Es igual que un viento suave
que acaricia las mejillas
en la tenue oscuridad,
y cuando aquella se apaga
regresa la realidad
donde se comprime el alma
como una esponja del mar.
A veces lo que fue fuego
son espadas de cristal
de un desconocido juego
que el hombre llega a pisar,
para contestarse luego.
Yo no supe
disfrutar
de ese tesoro de estrellas
que bien me llegó a inundar
de las sonrisas más bellas
que nadie pudo soñar.
La felicidad
sonríe
a quien la deja llegar
a los remansos del alma
de la inmensa humanidad.
¿En cuántas personas hay fuego
de un corrupto manantial
cuando se pone veneno
donde se quitó la sal?
Bien sé que mató lo bueno
para darle vida al mal…
*
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