Soñé que
mi pluma era
un
garañón sin domar.
¿Cómo
gobernar la fiera
si
apenas si sé montar?
Me
sacaría hacia fuera
parte
del alma inmortal,
si es
que galopar supiera.
Galopé
en su montura
sobre
las flores y el mar.
Galopé
en las praderas
y en la
mansión del coral,
y sobre
la espuma del viento
sin
parar de galopar.
Con la
pluma y pensamiento,
fui
escuchando aquel cantar
brillante
del sentimiento.
¿Quién
me podría explicar
si lo
sueños son el fruto
de "un
cuento sin acabar"
que van
con la pluma junto
buscando
en la inmensidad
raíces
del otro mundo?
Fui en
sueños galopando
con los
gritos del ayer
y terminé
despertando
sin
llegar, ni a comprender
¿Por qué
mi pluma llorando
se
refugió en el papel,
cuando
lo que va buscando
es
prender fuego a la miel
de mi
corazón sangrando?
–Tal vez el fuego de un ayer
que ya se
quedó tatuado
con esfinge de mujer
en un
corazón cansado.
*
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