viernes, 1 de marzo de 2013

EL MEJOR NAVEGANTE.



Como Rey del mundo entero
eres Él mejor navegante.
Te colgamos de el madero
de una manera humillante.
Quiero ir en tu velero.
Yo quiero ser tripulante
en esos mares del Cielo
aunque sea de aspirante
o como simple marinero.

Con los clavos del madero,
 y las heridas penetrantes:
sangrando como un cordero
los hombres te convirtieron
en un silicio aberrantes.

Déjame ser tripulante
 de tu barquito velero.
Quiero recoger la sangre
que aquellos otros vertieron.
¡Déjame ser navegante!

Para llegar a la meta
y gozar de la eternidad.
Acéptame  este cantar
que es igual que una saeta
que te he querido ofrendar.                

No quiero la liberta
si mi alma ha de estar muerta.                
No quiero verte llorar
en el quicio de mi puerta
cuando me sonría el mal.
Prefiero no despertar
de los sueños del poeta,
que en dulce me hacen soñar.
                   
Eres el Rey del Universo
de los vivos y no muertos.
Y yo quisiera navegar
con mi barco hacia tu puerto,
donde encontrare la paz. 

¿Estoy dormido o despierto
con mis sueños de cristal?
O soy más bien un vivo muerto
qué te pretende engañar?

No quiero la libertad
que me arrulla el pensamiento.
Quiero ser brisa del mar
o la fragancia del viento                   
que nadie puede abrazar.

Sé que tengo la ocasión
de hacer real lo que siento,
impregnando el corazón
de ese amor que Tú me has puesto.

Te voy pidiendo perdón
y las flaquezas del cuerpo
me dan cada revolcón
que mas que vivo, estoy muerto.

Ere el mejor navegante
que ha  atracado en mi puerto.
Yo no sé, como tratarte
¿de almirante, o marinero?
Quiero ser un navegante
con rumbo directo al Cielo;
Aún sabiendo que soy nadie,
más bien “un gran embustero”...

Tu rango es de almirante
y vas navegando conmigo
 como un simple tripulante.
No lo puedo comprender,
 ni nunca sabré explicarme.
¿Cómo vas de marinero?
Cuánto me debes querer
para ser mi vigilante
en la Tierra y en el Cielo?

No me has puesto condiciones
para ir en tu velero.
Siendo el mejor navegante
que cruza el Cielo entero.
¡Señor! Tú eres tan elegante
que te haces marinero
para que pueda salvarme
y darme un trozo del Cielo. 

Quisiera saber cantar
y gritando a los cuatro vientos
como seguir al navegante
a las campiñas del Cielo.
No hay fuerza que me arrebate
ese dulce caramelo.

Yo quiero ser tripulante
 en tu barquito velero;
con el rango de almirante
o de simple marinero.

Ayúdame a no olvidarme
cuando se cruce en mi vuelo
algún perro que me ladre
                  qué soy ¡sangre de tu sangre!         

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