Voy a pintar en tus ojos
con
aroma del jazmín,
algo de tus labios rojos
que
a mi pecho hacen sufrir.
Las
limosnas que recojo
en el
lánguido vivir:
como un perro las arrojo
y
las bebo sin sentir.
No bebo más de esa fuente
del
agua que me da sed.
No
quiero vivir la tenté
arrodillado a tus pies.
Prefiero ser de la gente
eco
de una languidez
o
la duda, indiferente
que
sé que soy, lo que es.
Eres sombra de mis dudas
de
un camino que no es.
Eres dulce y amargura
como el acíbar y la miel.
Tinieblas de una locura
y
ocaso de amanecer.
Eres sombra sin figura
y
una irrealidad, tu ser.
Voy pintando en mi mente
la
dulzura de tus ojos
y
hago de tus labios rojos
con
los míos una fuente,
de
agua tan transparente
que
en los sueños de locura
quiero probar su amargura
aunque me queme de fuerte.
Porque tu sencillamente,
eres fuego en desmesura.
Que brillarás en mi pecho
hasta que llegue la muerte
o
que éste cuerpo impotente
entre tinieblas deshecho,
pueda quedar satisfecho
de
tus flor de retamar;
aunque me pueda quemar
con
la luz de la distancia
que
desprende tu fragancia
cual perfume de azahar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario