lunes, 31 de octubre de 2011

SOMBRAS DE DUDAS

ENTRE UN CURA Y UN POETA.
*
Dedicada a mi amigo D. Jorge T.
Oliva Martínez. Cura del pueblo,
de Cabo de Palos.
-
Entre un cura y un poeta
intentaron fabricar,
alguna quimera cierta.
Y llegaron a un lugar
donde no había una puerta,
ni camino para andar.

Eran verdades, supuestas
apoyadas en la historia.
El Cura, dijo que ciertas
y el poeta en su salmodia,
preguntó por las respuestas
–¿Dónde se encuentra la Gloria?


¿Dónde fecunda la duda
en la mente o el corazón?
¿Por qué su respuesta, es muda
cuando yo imploro razón
para que me preste ayuda
en esta ingrata visión?

Puede decirme Don Jorge
¿El por qué he de mendigar,
lo que el impío recoge
sin llegar nada a sembrar?
¡No sé, si el cielo me acoge
con mi modo de pensar!

Cuando el cuero de mi pecho retorcido
va buscando del espejo su cristal,
sólo encuentro un pipiolo mal herido;
conservando, escasa luz en su fanal.
Extendido entre las sombras del olvido,
o en las riberas de un río sin caudal.

Yo le dije entristecido a mi Cura:
–¿Por qué me acosan las tinieblas y no la luz?
¿Por qué impera en la mente la locura,
es que acaso soy sombra de Belcebú?
Yo prefiero del cielo su hermosura
y por eso estoy contento con la cruz.

Muy poco es lo que ofrezco, y lo que tengo,
pero ese poco es la suma del total,
de riquezas, de títulos y abolengos.
Por eso en mi alma se conserva ese caudal,
cual las llamas de los más ardientes fuegos
y no los vendo, ni los pienso regalar.

Es de Dios y sólo a Dios lo pienso dar.
Y si alguien sé interponer en el camino
y con flores me intenta deslumbrar.
Lo mejor que diré, será cochino,
te equivocas al buscar en un muladar
un despojo destinado a lo divino.

Y don Jorge término sin contestar
y en sus ojos, leí una respuesta,
entrecortada y sin nada que explicar.
–Sólo sé que en el cielo hay una puerta
y esa puerta, la sostiene un pilar
que es hija, de la más pura verdad.

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