martes, 13 de septiembre de 2011

SI PUDIESE DESPERTAR

Si pudiese despertar
para saber sí mi sueño
fue algún día realidad.
Si lo fue, ya está tan lejos
que no puedo recordar
de su cristal los reflejos,
ni tu nombre, si es real.

Sólo sé que es una sombra
lúcida como el coral
que me araña el corazón
y no me deja ni andar.
Cuando creo que despierto
y veo que estoy dormido,
ya no sé si es que estoy muerto
o en las garras del olvido.

Porque veo en el pensamiento
que en el tiempo se ha escondido,
y lo llamó y lo llamó,
y lo llamó desde adentro
de mi ser como un mendigo.

Y el cristal que nos separa
del ensueño que he tenido,
no deja pasar los gritos,
y que los escuche ella,
si es que en realidad ha existido.

Tal vez que esté en las estrellas
o quizá en mi interior
donde aún siento sus huellas.
Cuando me duermo, al soñar
siento caricia de ella,
igual que cuando su faz
la ponía sobre la mía
para poderla besar.

Por eso, en mi fantasía
seguirá inmortalizada
mientras que en mí haya vida;
y bien sé que aún más allá
estará en mi ser metida,
como en los mares la sal,
hasta que el Orbe se extinga,
yo sé, que aun vivirás
en mi corazón dormida.

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