jueves, 29 de septiembre de 2011

NO SOY DIFERENTE AL PENSAR...

Me pierdo en el maremoto mundano
con la daga que hiere el pensamiento.
Siento el contacto de una mano
que me lleva como hojas con el viento.

No soy diferente a las criaturas
y mucho menos poseo algún encanto
que pueda destellar ciertas dulzuras
de la rosa o el cáliz del amaranto.

Siento que desgarro la escritura
vertida en las garras del deseo,
o ataviada con sierpes de amargura
y hasta me espanta muchas veces lo que veo.

De corrompidos y hastío corazones,
embrujados por tinieblas tenebrosas.
No es extraño que se fruten ilusiones
y que prefieran leer obras de prosas.

Pienso y siento el dolor como cualquiera,
el amor, la amargura y la tristeza.
Y fabrico en mi pecho la quimera,
como el niño que se ampara en su pureza. .

Galapo con los sueños en el viento
y me adentro sin saberlo en un abismo
donde veo corrompido hasta mi aliento.
¿Son esputos engendrados por mi mismo?

Cuando el frío y dolor traspasa la agonía,
me abrazo como un niño en los brazos del ábrego
y grito como un loco –¡Dios mío que alegría!
al volver la lucidez como un rayo al hombre ciego
que se ahogó alguna ves, en su infecta fantasía.
Y entonces exprimió su frente blanqueada,
para hallar el sabor del dulce sueño.

Fui bebiendo del agua que tú bebes
y he caminado como un ciego en el deshielo.
Con la lánguida ternura de esa nieves.
fabriqué igual tú, castillos en el suelo.

Fui un molde, semejante a ti, criatura,
también llegué a pensar que fui gigante
y hoy que veo la fría sepultura,
soy la nada de un deshecho, caminante.

No derroches de tu estío la fragancia
y conserva en tu alma la alegría.
Ve sembrado en tu entorno la elegancia
y sobre todo, de español la gallardía.

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