martes, 1 de junio de 2010

EN MI MENTE NO HAY ESPACIO,

En mi mente no hay espacio
para poder comprender,
ni tan siquiera el pecado
que se enreda como red
en mi corazón helado,
donde no llega la fe
que disfrazo con los labios
y feos rasgos en el papel.

Y sigo sin comprender
como me tolera el Cielo
una y una y otra vez
esas bengalas de fuego
que apenas si luz se ve,
y repito como un juego;
mañana Señor, ¡Tal vez!
te ofreceré algo nuevo
que te pueda complacer.

Y mañana, ¡Ay mañana!
otro cero en mi haber
el que se suma al pasado,
porque que nunca supe ver
los pedazos derramados
en Tu campiñas de miel,
sólo el sabor amargo
que me ha destruido el ser.

Y sigo sin comprender,
por qué he de ser tan imbécil
al dejar pasar la miel
que Dios me pone en los labios
para que sacie la sed
de mi corazón cerrado?

Cómo me gustaría entrar
en la oscuridad del pecho
con llamaradas de fe,
que iluminara las sombras
que envuelven mi corazón,
las que no puedo arrancar
para ofrendarlas a Dios,
cual trasparente cristal,
resplandeciente de amor,
sin temores de una vez.

Y si algo no he entendido,
ni he sabido comprender.
Por lo cual siempre me digo
–He de confiar en Él–
Porque más que Dios, es mi amigo
que me da del Cielo miel
y cuando frío, el abrigo
para que cubra la piel.

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