jueves, 27 de mayo de 2010

ME BEBERÍA LOS DESTELLOS.

Me bebería los destellos
del espejo en que te peinas,
y la sombra de tus auras
y hasta los ojos de la luna
que acariciaron tu cara;
y después haría un escudo
a forma de una muralla
para que nadie te roce
con fuego de su mirada.

El día que llegue el sol
a lastimarte la piel,
me comeré sus entrañas
y después, lo pisaré
hasta que no quede nada
del destello de su ser,
ni un reflujo de su alma,
aunque me convierta en río
y el cielo me condenara
a caminar siempre ciego
en desérticas montañas,
ni aún así se secará
la fuente que hay en mi alma
de la miel más suntuosa,
aunque prohibida a los labios
de un pecho que se desgarra
con la espada del olvido
que duerme en el cenotafio
de un muerto que anda vivo
en tinieblas hecho pedazos;
por seguir aquellas caricias
tan prodigas de tus brazos.


SI PUDIERA DESPERTAR.
*
Si pudiera despertar
para saber sí mi sueño
fue algún día realidad.
Si lo fue, ya está tan lejos
que no puedo recordar
de su cristal los reflejos,
ni tu nombre, si es real.

Sólo sé que es una sombra
lúcida como el fanal
que me araña el corazón
y no me deja ni andar.

Cuando creo que despierto
y veo que estoy dormido,
ya no sé si es que estoy muerto
o en las garras del olvido.

Porque veo mi pensamiento
que en el tiempo se ha escondido,
y lo llamó y lo llamó,
y lo llamó desde adentro
de mi ser como un mendigo.

Y el cristal que nos separa
del ensueño que he tenido,
no deja pasar los gritos
y que los escuche ella,
si es que en realidad a existido.

Tal vez que esté en las estrellas
o quizá en mi interior
donde aún siento sus huellas
muy dentro del corazón.

Cuando me duermo, al soñar
siento caricia de ella,
igual que cuando su faz
la ponía sobre la mía
para poderla besar;

por eso en mi fantasía
seguirá inmortalizada
mientras que en mi haya vida,
y bien sé que aún más allá
estará en mi metida,
como en los mares la sal
hasta que el Orbe se extinga,
yo sé, que en mí, vivirá.

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