sábado, 13 de febrero de 2010

FUEGO DE SAN VALENTÍN.

Si el agua del corazón
se dejan bañar por el río del amor:
el alma se viste con las estrellas
del más lejano confín.
Y cabalgan sobre frutos de leyendas
que legó, Santo San Valentín.

De ahí que el fuego del amor
se abrace con un beso
en las aristas encendidas de la boca.
Aunque el cuerpo del amor no tiene peso
pero puede deshacer hasta una la roca
del corazón y alma del más travieso,
y se refugia en el fragor que nadie toca.

Tan sólo le a caricia de mirada
puede prender el fuego del encanto.
Como luz de las estrellas
o en el jardín del arrayán o el amaranto.
Porque el fuego del amor, es un jazmín
que a veces produce llanto
si no crees en San Valentín.

Cuando se nada en el lago del amor,
de sus aguas se respira la dulzura
y embriaga al corazón, tal esplendor
que muy cerca, suele está de la locura.
Él cabalga más allá de la dulzura
donde el grito del silencio dá calor,
al delirio abrazador de la hermosura.

El amor no tiene sombra,
longitud, ni densidad,
ni nadie puede apagar
esa luz, de una inmensa claridad.

No hay comentarios: