jueves, 7 de enero de 2010

LOS COLORES CONFUNDIDOS

Creí que la luna era
del mismo color que el sol
y hasta hice una escalera
para ofrendarle mi amor.
Y el tiempo me demostró
lo diferentes que erán.

Cuando de niño pensaba
que yo era como flor
que nunca se marchitaba,
ni perdía el candor.
Entonces me equivocaba.

Pasó la noche y el día,
la semana y el calor.
Entonces vi que tenía
los mismos años y dolor
que mi madre ¡Y comprendía!


Porque la luna era negra
y la flor es sólo flor.
El hombre es una piedra
que comete el mismo error
de ir rompiendo la cadena
por el mismo eslabón
que antes otros lo hicieran.

Hoy tengo los mismos años
de mi buen progenitor,
y vivo en sus aledaños
sin saber como mi flor
llenó mi alma de engaños
y de dudoso candor.

Se marcharon mis polluelos
viendo del mismo color
lo que yo viera en mi vuelo
sin saber que otra flor
crecerá en el mismo suelo
cometiendo el mismo error.

Recuerdo aquella mañana
que mi madre me llamó
para enhebrar una aguja
que me cosía un pantalón.
¡De aquella santa cartuja
de tan bello corazón!

No entendía que no viera
aquellos ojos, el sol,
ni sabía porque era
el diferente color.
Hizo falta esta escalera
para ver tal resplandor.

Digo hoy, lo que dijera
algún sabio una vez,
"Si yo de nuevo naciera
sabiendo lo que ya sé"
tal vez mi poema fuera
dulce mieles sin el papel.

Ya que la luna no era
lo que nunca pudo ser,
luz del sol ni primavera,
ni aurora, ni amanecer.
Solamente una esfera
que toma la luz de aquél.

No hay comentarios: