martes, 3 de febrero de 2009

UN PENSAMIENTO EN VOZ ALTA

Quisiera plasmar con el pensamiento
los algo prohibido a la mirada del hombre.
Haciendo uso de alguna brisa del viento
y sin que nadie me condene o asombre.
De eso que emana en su conciencia fugaz.
Una luz apagada de trémulo candelero.

"Tengo sed” y la garganta quemada,
el corazón roto y el alma traspasada.
No desprecio del orbe a sus criaturas
porque aprendí a beberme la amargura.
Pero algo me dice desde adentro
que es vana tanta dulzura.
Maldigo al de mi estirpe,¡sin respeto!
por hacerme tanto daño.
Ni aún en el ocaso de mi existencia
he aprendido a valorar el desengaño..

¿Por qué mis labios no se sellan?
porque son un volcán en erupción
que ocultó mi veneno en el viento,
y hasta lo abominable de la sepultura
sin respeto, ni pudor al sentimiento.

Siempre oculto la amargura
y siento miedo a mi envoltorio
que se deja llevar por el camino
de la aparente belleza y lo irrisorio.
Le pongo a los ojos una muralla
de tinieblas impenetrables,
donde la soledad sangrante
que enarbola mi lengua sin callar.
Pero aún no ha habido nadie
que sea pacas acallarme.

Gritaré en todo momento,
lo que hay en mis espadañas
con lo intento, arañarle al viento,
al humo, la oscuridad y el fuego frío
y, araño hasta el propio pensamiento
de las nausea que me dan
lo que ha engendrado el hombre
en el opaco vidrio de la humanidad.
¿Qué semilla hemos plantado
con tan hastía sociedad?
¿De qué color es mi pecho,
alguien podría contestar?
Sí apenas si ven el fruto
de una negra oscuridad.

Se secarán páramos y florales.
¿Seria mejor, ocultar la verdad
cuando la mentira hermosea?
¡Dónde está la fe y la esperanza
que pródigo con mis labios?
¿Dónde está la bondad y la dulzura
que aconsejo a los demás?
No sé, dar nada. Apenas soy un mendigo
de dos caras, sin figura.
Quisiera sentir en mi alma
la explosión, del arrepentimiento.
Pero sólo sé decir que el hombre
oculta fragmentos en su corazón
y un alma retorcida y cómplice del
pensamiento, para crear felonías.

¿Acaso usted, no teme pensar en voz alta
con los recovecos de sus inmundicias
y las desmesuradas avaricias?
¡Ya sé! Es mejor “ver la paja en el ojo ajeno
que la viga en el suyo propio"

Terminaré diciendo con respeto
que nos hemos olvidado del más allá
y lo que encierra de divino.
Para convertirnos en máquinas destructoras:
en lugar de sembrar en el barbecho,
tiramos el grano en el camino
donde toman las alimañas sin derecho
aquello que no sembraron

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