martes, 21 de noviembre de 2017

LA VERDAD NUNCA SE MUERE.



No me imagino el sendero
para poderte seguir,
ni siquiera la distancia
que me separa de ti.

Y te busco entre las florales,
en las estrellas y el mar,
en los espinos y jarales
donde nadie me ve andar.

Te busco para aprender
cómo he de caminar,
para abrazarte, mujer
cuando te baya a buscar.

Seguiré tus mimos pasos
con la mayor humildad.
No permitas que mi ocaso
sea sin luz en la oscuridad,

ya que la muerte me ofrece
viajar hasta el más allá,
dejándome en los cipreses
mi engendro de humanidad.
 
–No es tristeza, compañera,
es gran amor e ilusión
que llena a un alma que espera
poder llegar hasta Dios;
 
donde sé que tú me esteras,
para fundirnos los dos
como si unos sólo fuera,
con fuego de nuestro amor.
                 *

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