Señor, quiero abrir de par en par
el rincón y fortaleza
donde Tú siembras amor,
y esperanza sin tristeza.
Y lo que es más, ser hijo Tuyo,
sin merecer tal favor.
Me gustaría ser un niño
para jugar entre los dos
con montañas de cariño
y muñecas de cartón,
y entregársela a los niños
que afluyeran como flor,
más allá de las murallas
de las sombras del dolor,
y luego, decirte, ¡gracias!
Por brindarme esa ocasión
y ofrendarlas sin reservas
a Nuestra Madre, ¡Señor!
Sé que mi puerta esta abierta
para que el soplo de Dios,
al que nunca le di paso
a que entrara en mi interior.
Y al que nunca le hice caso
cada vez que me llamó.
No sé si fue por temor
a qué un día me quitara
la cómoda situación.
1 comentario:
hola Rogelio
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