lunes, 11 de noviembre de 2013

REBELDÍAS.



Yo escribo para mi pueblo:
ese que me vio nacer:
les cuento fábulas y sueños
y ellos los saben entender
que mi mundo no es pequeño,

ya que en él se puede ver,
la bravura de los mares,
el zafiro y los corales,
cataratas y manantiales
y los ojos de las estrellas,

mirando los alcatraces
y la sonrisa del viento
besando la libertad
de frondosa primavera
que inunda la humanidad,

con perfume de sus labios
y las caricias de bondad;
de las montañas de sueños    
derramadas de la faz
de mi fértil pensamiento.

Mi pueblo sabe entender
el idioma de las flores
que yo les llevo al papel,
bordados con la pluma del amor,
como si fueran guirnaldas

trenzados con los suspiros
de una luna enamorada
de los destellos del cielo,
de alondras y las mañanas
cuando despliegan sus alas

y el gemido del cariño.
de la más frágil garganta,
                                             más tierna de cualquier niño.
¡Cuántas praderas de sueños
frustradas en la distancia!
 
¡Cuántos recuerdos dormidos
en la vejez  de una infancia.
Dormidos en cenotafios
cual si no hubieran nacido.
Y en cambio sé que están vivos,
 
esperando que una pluma
se atreva  a derramarlos
al corazón de mi pueblo,
de los que me han comprendido
y que de amor me han dotado.

¿Quién de nosotros  ha sabido
lo que es felicidad?
¿Dígame si no es verdad
de lo que está en nuestras manos,
quién lo sabe valorar

antes de haberlo perdido?
Yo, como usted soy humano
y no sé qué contestar.
Si fui en realidad muy llano
o aún soy un animal,

que no ve de dicho espejo
la más bella claridad. 
Si comprendió mi mensaje,
no lo deje usted pasar,
ya que es pueblo que me entiende
lo que intento trasladar
a todo el que me comprende...
                *