jueves, 7 de febrero de 2013

TRANSPARENCIA DEL EL ALMA

   
           

        Sólo honestidad y decoro
        pongo en los versos al crear.
        Y en la estrofas al recitar,
        las  bordo con plata y oro.
                                                         *
                                                TRÉBOLES
                                                         *
       Es verdad que a veces lloro:
        no sé crear sin llorar;
        porque mi alma al cantar,

        se encarna  en la fantasía,
        sin la cual no sé, ni andar,
        ni dar vida a la poesía, 

        Pinto antorchas en el coral
        y se convierten en poesía
        de un caudaloso fanal.

        Los sueños de fantasías
        navegan sin descansar
        entre nardo y la ambrosía.

        Me convierto en peregrino
        e intento a muchos llevar
       con la  pluma al buen camino,

        y sin parar de moldear
        como alfarero en el barro
        fundo las sombras del mar.

       El que se suba en mi carro       
       bien puede garantizar  
       que en mi alma no hay guijarro.

        Porque  observará al andar
        que se subió en una nube
        como la luna en el mar.

       Títulos, yo nunca tuve,   
       ni los pretendo alcanzar
       Pero sí que mi alma sube

       hasta llegar a encontrar
       los más lejanos confines,
       que hubiese en cualquier lugar   

       en  hordas de querubines
       con orgías y sonrisas
       y detonantes violines.

       Bien sé que un día a mis cenizas,
       aunque la verdad sea cruda
       se le acabarán las prisas,

       sin lugar a duda alguna
       y por razones de peso
       dejaré de ver la luna   

      Cuando ya sean mis huesos
      la sombra de una ilusión
      en construcciones de yesos:

      las huellas del corazón
      sólo serán felonías,
      más allá de la razón,

      del cielo y la fantasía,
      sumergida en la dulzura
      se marchará el alma mía.

     Si hubo dolor o amargura
     en la soledad  desnuda,
     lo tapó la sepultura.

     –¿Mis versos no dicen nada?
     Es porque el ciego camina
     sin saber que es la  mirada

     en los páramos y colinas,
     entre lirios y el azahar,
     donde nacen piedras finas.

     Guarecido en vanidad                
     y sin detenerse a mirar
     ¿quién no tiene un vestido igual?

     Cuando empieces a recitar,
     no busques aquella canción
     que nunca podrás hallar.

     Métete en mi corazón
     y en la sangre de las venas,
     encontrarás la razón,

     del por que de las cadenas
     y de esta amarga dulzura
     que alivia todas las penas

     con sueños en desmesura,
     yo vi que estaba despierto
     al pie de una sepultura.

     Soñé que ya estaba muerto
     mientras alguien me llamaba
     desde un lugar muy desierto.

     Entre brumas yo lloraba
     al tiempo que maldecía
     la luz que el cielo me daba,

     ya que gritar no podía
     porque no tenía voz,
     pero todo lo veía

     girando en torno de Dios,
     y la muerte me decía.
     –Vamos al cielo los dos.

     Sin comprenderlo decía
     con vocablo transparente.
     que entonces yo no dormía;      

     era el ángel de la muerte
     que con falacia pedía,
     –Duérmete y no despierte 

     Me agarré a la  fantasía
     que luchaba como un perro
     y en los sueños me mordían.

     Cuando vi mi propio entierro
     llegando a la sepultura,
     maldije aquel destierro.
         
     Qué tristeza y amargura
     al no poder despertar
     del sueño de tal locura

     Oí, no sé quien era al gritar.
     –Esta vez estás soñando
      y te podrás despertar 

      lo peor debe ser  cuando
      no sea el sueño realidad,
      ni tampoco estés llorando.

                                       –Será que en la eternidad 
      tu alma estará volando
      en sombra en la claridad.

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