lunes, 26 de abril de 2010

¿NO ME QUEDA NADA....?

No queda nada de tu estepa,
ni siquiera el retrato de tus labios,
ni una lágrima perdida en la arena.
Sólo la nada de una noche enferma,
atada al sotavento de mi barca;
allá en las frondosas espadañas
de una noche inmigrada,
donde arde el fuego del recuerdo
en las claraboyas de un alma.
Como un suspiro sumergido
en el deshielo de campanas,
ennegrecidas de silencio.

Oh, nada, absolutamente nada,
sólo los aguijones de la sombra
esparcida con el eco de tu nombre.
Como una rosa marchita
en el surco de un camino
polvoriento de cenizas,
ocultas tras las murallas
de la muerte sin más nada.

Donde pastan las hormigas rojas
del recuerdo inconfundible
de una sombra ya sin nombre
y fondeada en los mares de la nada.
Cual navío fantasma a la deriva
que galopa al encuentro de tus ojos;
aquellos que miraban las estrellas
con sus lágrimas doradas,
de púrpura y terciopelo.

Hoy centellean en las aguas de mis mares
como dardos relucientes de tu cara.
Y el zenit que converge en el coral,
después de tu mirada ¿Qué queda, ¡amor!?
La sombra de una nada
anclada en mi corazón.

2 comentarios:

Conde Vela dijo...

Este poema es muy bello y me ha gustado mucho.
Juan

Rogelio García Galindo dijo...

Gracias amigo Juan y compañera...