sábado, 19 de diciembre de 2009

NO ENTIENDO QUÉ ESTÁ PASANDO...

Salí de mi habitación;
pensé que estaba soñando.
La gente hacía oración.
Yo les iba contemplando
y nadie en mí se fijó
y exhalé una exclamación.
¿No entiendo que está pasando?

Contemplé el ancho mar
mientras miraba en el puerto,
volví la cara hacia atrás
y vi a mi cuerpo inepto;
pense que estaba soñando.
¿Sueño o vivo o estoy muerto?

Nada me impedía hablar.
Grité y grité y no escuchaban
la gente de aquel lugar
a pesar de que gritaba.
¿Por qué llora tanta gente
sí aquí no a pasado nada?
Sentí sudor en la frente
y nadie me la limpiaba.

¿Sueño, o es qué estoy muerto?
Emprendí un gran caminar
por páramos muy desiertos
que no sé como explicar...
Me encontré un guapo mozo
todo vestido de blanco,
que me cogió de la mano.
Yo me impresione de gozo
y pregunte: –¿A dónde vamos?

Él no me contestó;
me confortó su mirada.
Volamos por las estrellas
en gozosa cabalgada.
Me mostró, cosas muy bellas
que intento, y no sé contarlas.

Aún no sé como llegué
a donde estaba la gente
que me aferré a consolar
y a mí nadie me escuchaba.
Entonces empece a llorar
al presentir que pasaba.

Gran pena me producía.
Grité, llamé y lloraba
y ninguno me sentía:
pero algunos sí miraban
mi cuerpo que no dormía.

Cuando llegué a aquél puerto
diciendo, misión cumplida
en éste loco desierto
que Dios me a dado por vida.
Sin saber si yo dormía
o es que ya estaba muerto;
¡lloré de inmensa alegría!

Del doncel de rubio pelo,
apenas si vi su cara.
¿Sería un ángel del cielo
o mi hijo que me llama?
¿Será la mano de Dios
o sería mi sombra helada?

No quería despertar
si por ventura soñaba.
Sí mí muerte era real
yo quería verle la cara
y aquel hermoso doncel
que sonriente miraba.

¿Soñaba o estaba muerto
o era pura fantasía?
El día que esto sea cierto
quisiera que mi agonía
fuese igual que en éste cuento,
plasmado en una poesía.
A pesar que a ese evento,
seré puntual tal día.

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