martes, 27 de diciembre de 2016

LA MECEDORA.

                                         

                 Me queda tu mecedora
                 donde te solías sentar,
                 aquí pasabas las horas
                 esperado el regresar
                 de mi cabalgar en las olas
                 cuando volvía del mar.
                 Por lo cual, yo hoy la mezo
                 e imagino que ahí estás.

                 Siempre al llegar te beso
                 y escucho aquel fragmento,
                 –¡Cariño que dulce está!
                 Eres mi vida y mi aliento.
                 Cuántas veces escuché.
                 Por qué‚ te querré‚ yo tanto
                 no lo puedo comprender.

                 Contemplo tu mecedora
                 donde no me esperas ya.
                 Yo quemo allí las horas
                 e imagino que vendrás.
                 Y mirando tu meced
                 Tan sola ¡Qué‚ fría está!
                 Mirando sigo esperando.
                 ¿Qué‚ espero? –No espero "Na"
                 solamente la mirada
                 de mis sueños al despertar.

                Yo veo en la mecedora
                 la vida que tú le dá,
                 y así consumo las horas
                 en ese largo esperar,
                 e imagino que se mece
                 aun sabiendo que no estás.

                 Cariño, mí amor y mí vida
                 aunque sea una sola ve
                 mueve tu mecedora
                 donde te solías mecer.
                 Aunque sea una vez tan sola,
                 que me ayude a recorrer
                 la lentitud de las horas.

                Yo la quisiera mover
                 y hasta creo que te toc
                 con el fragor de tu ser.
                 ¡Me estaré‚ volviendo loco?
                 mí Lola, ¿Esto qué es?
                            *        

viernes, 16 de diciembre de 2016

SI YO PUDIERA ENCOMTRAR.



Si yo pudiera encontrar el peso,
la medida  y  rectitud para actuar,
sería  un hombre fiel con tal verdad.
Esa verdad que he buscado
desde que empecé andar
con los vacilantes pasos.

¿Quién posee esa verdad
que yo siempre ando buscando?
No sé en cuantos lugares
de la Tierra, Cielo y mar
he llegado a investigar.

Lo más próximo que hallé
de esa supuesta verdad,
fueron caras deformadas
de gente que andaba igual;  
y es que la verdad es tan rara
en manos de los demás.

Lo que para ti es mentira
para ellos es verdad.
Por eso el hombre se muere
de viejo sin encontrar
el sentido de lo exacto
de puntual realidad
que pueda ser deseado
por toda la humanidad.
                 *

miércoles, 14 de diciembre de 2016

SIENTO QUE GRITAN TU NOMBRE.

  

Siento que gritan tu nombre
los suspiros de la noche
y en los estruendos de un, ayer.
El silencio me responden
de la distancia del tiempo
que ya, se perdió tal vez
                       y con lanzas penetrante
van arañándome el alma
cuando me llaman desastre.

Qué dolor hallo en tus huellas,
cuando se adentra tu imagen
pernoctando en mi mente,
cual llamaradas de fuego
o destellos de brillantes
que hasta me adentro en tu alma.
 
Un alma, que no puede desplegar
lo que anida en su cabeza;
me hace inclinar la mirada 
y siento pudor y vergüenza.
Por si mancho con acciones
e intenciones inconfesables
de escondidas virulencias,
tras los muros de la legua
que defraudan tu memoria.

Esas intenciones ocultas
cual si fuesen destelladas
de las más feroces fieras
que hasta a mí mismo me espantan.
Y entonces busco a hurtadillas
una sonrisa del cielo,
para refugiarme en ella.
Y el cielo apenas me mira
o tal vez es que yo estoy ciego
y no veo las compasivas
que me regala Lo Eterno.

Me dejo arañar del viento,
de la luz de las estrellas,
de la carne y pensamiento
que me separan de Dios.
Y los mejores sentimientos
hasta me seca la voz
cuando llegan a destiempo,
al centro del corazón.

No sé, si estoy vivo o muerto
o soy espectro del dolor,
que hace que apeste el aliento
con deshechos del pavor,
hundidos en excrementos,
engendrados en amargor
donde el mundo me ha envuelto,
como si fuese un bufón...
                 *

jueves, 1 de diciembre de 2016

¿SABES UNA COSA, SEÑO?



¿Sabes una cosa, Señor?
Hay momentos que las sombras
de la noche penetran en mi interior
                        y las espadas del Averno,
me rasgan el corazón;
con dudas de algún supuesto
de un inexistente valor.

Cuando recito un poema
en el que refrendo a Dios
creo que el alma me quema,
la sangre con la ilusión.
Por aquellos que se mofan
sin conocer tu candor.

Me gustaría gritar
sin el mínimo pudor
y que el gritos fuesen dagas
traspasando el corazón,
cuando te imploro que hagas
en los hombre luz  de un sol
que ilumine hasta sus almas
de luminarias de amor.

Con la más potente voz
y que yo grite por doquier,
para que no quede nadie
sin percibir el candor
del porque, te llamo Padre. 

Se que un día hallaré  la llave
de la puerta de tu amor
sin esconderme de nadie.
La que pondré sin estupor
y sin dejar de gritar ¡Padre!
Aunque soy un pecador
no les voy a permitir
que  a ti, te ofendiera nadie.

                       Y aún reitero que te amo.
Porque es cierto que el amor
lo percibo de tu mano
dentro de mi corazón
cual fuego de un gran calor.

Aún sin ver, yo tu presencia
grito, fuerte que te amo.
Y en cambio llevo violencia
al que miro qué es mi hermano.

No lo puedo remediar
que me rehúsen los "dioses
que propagan santidad.
Y aquellos que bien conoces
no te suelen saludar.

Qué lastima que me dan.
Creo que escuchan de sus voces
como  notas musicales
que a nadie puede agradar. 

"Me atrevería aconsejar"
que se miren en su espejo,
si quieren ver en el cristal
el deplorable reflejo
que ven sólo en los demás.

Parecen los inventores
del buen hacer y bondad,
y en cambio son destructores
del amor y la caridad.

Si yo soy uno de ellos
que el cielo tenga piedad,
ya que estropeo los más bellos
y destruyo la amistad.
              *